jueves, 2 de junio de 2022

Digestiones

Tenía mucho tiempo sin querer escribir aquí, sobre todo porque nunca me gusta lo que escribo, pero al final este espacio es sobre todo un lugar al que vengo cuando me siento mal.


últimamente me pregunto mucho sobre mi presente, sobre mis decisiones y me pesa mucho sentir que la vida me debe.

Siempre que pienso en las soluciones me cuesta pensar en lo que tengo que hacer para que las cosas cambien, porque siento que he tenido mala suerte. 

Pero, no sé si siempre es mala suerte o siempre llego en la agonía de proyectos y personas, no sé es como si yo solita me encomendara tareas utópicas y al final cuando no resultan me siento triste y enojada, frustrada por todo el esmero que le puse a las cosas, yo creo que por eso soy muy romántica y gótica a la vez, por cierto, romántica del romanticismo, de esos que hablan de amores imposibles e idealismos utópicos, pero es que son justamente esas formas de mirar la realidad las que me mantienen viva, eso y pensar en el sin sentido de la muerte.


 

jueves, 29 de octubre de 2020

Adiós

 Tu eres esa voz que me levanta, que me impulsa, que me abrazó cuando nadie más podía....


Siempre tan amable, hoy te me apareciste en sueños, gracias por venir a despedirte de mi, te quiero y aunque me parte en dos tu partida, te podré ofrenda.... te quiero siempre Mateo y siempre te voy a querer. 


Gracias por tu congruencia, gracias por nunca rendirte....

Gracias por todo. 

sábado, 19 de septiembre de 2020

¿Por qué estar tristes?

 Cada día me deprimo más.

Esta soledad que experimento quizás sea absurda, pero, creo que la tristeza con la que voy por el mundo tiene muchas razones, sin embargo, creo que no es necesario contar mi historia a profundidad, basta con mirar las cifras de personas con diagnóstico de depresión para entender que algo muy triste pasa en la realidad, la misma plagada de cursos de autoayuda.

Estoy harta de que hagamos como que no pasa nada y que podemos ser felices en un panorama horrible, aunque con ello tengo un sentimiento agridulce cuando veo que existen otras personas tristes que lo intentan cada día, que luchan por frenar la desigualdad que es una gran razón para estar tristes, por ejemplo.

A veces he querido morir, pero pienso que morir sin intentarlo, sería por fin ceder ante todas esas personas que son felices sabiendo que existen todas esas configuraciones de la realidad en las que la gente sufre, por que sí, también hay personas que violan, matan, y disfrutan con generar más violencia, aunque, aquí diría que estoy de acuerdo con pensar que todas las acciones desvinculantes son resultado de los discursos y eso me pone muy triste, porque no sé cómo hacerle para que se construyan otras realidades donde se sufra menos. 

He pensado que una vía es "Lo-Colectivo" y entonces me he sumado a ese grupo de loquillos conocidos como Locolectivo, porque solamente ahí ha tenido sentido sentirme triste, aunque a veces me enojo y lloro y me frustro, estoy segura que ahí puedo encontrar ecos para seguir apostando a no morir y seguir intentando hacer que las cosas que a mi me han hecho llorar no hagan llorar a otras personas. 

Antes pensaba en la exclusión y el individualismo como posibilidad para avanzar más rápido, pero justo, la experiencia me ha llevado a darme cuenta que no deberían existir esos pensamientos en las personas que supuestamente buscamos repensar el vínculo, entonces, aunque hay días que lloro hasta dormirme y otros en los que no quiero levantarme porque quisiera no tenerme que encontrar con personas con las que difiero, lo hago porque tengo la esperanza que en algo debemos encontrarnos y solo recuerdo a mi amiga Maya diciendo: "Lo que te choca te checa" y entonces trato de avanzar analizando de qué manera puedo no ser esa persona que tanto me disgusta. 

En fin, supongo que escribir siempre es una alternativa, aunque existan miles de razones para estar tristes. 

𝕾𝖆𝖉𝖓𝖊𝖘𝖘 𝖎𝖘 𝕽𝖊𝖇𝖊𝖑𝖑𝖎𝖔𝖓



jueves, 2 de julio de 2020

¿Love Is Love?

El amor mata.
Cuando amamos, lo único que deseamos es ser amados, poco importa el amor que supuestamente profesamos, lo que se busca es destruir y corrompemos la esencia de aquella persona de la cual amamos la idea de ser amados por ella.

Así se escurre el tiempo.
Entre sueños que no serán.
EnSueños que son.

A partir de quienes juegan se configura y modifican sus formas de darse.

A veces no sé si estoy volando o cayendo, me siento happy sad, creo.
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Se debería reconocer la génesis, las debilidades y ganancias subjetivos de las movilizaciones LGBTTIQ+ como posibilidad de apertura para pensar la diversidad de los cuerpos y sus sexualidades, más no para mantener luchas heteronormadas que están jugando un papel crucial en la fundamentación de dispositivos de control biopolítico.

Ilustración demostrativa: Henn Kim


sábado, 25 de enero de 2020

Amistades

Es curioso pensar en el inicio del año como si de verdad se hubiera terminado algo... quizás porque tener la idea del tiempo de la misma forma que nos genera angustia nos da la tranquilidad de no entender la existencia como un hilo casi infinito de cosas que son difíciles de sintetizar, quizás de ahí la necedad de hacer cuadros neuróticos que nos permitan organizar la vida... mientras esto pienso quizás me doy cuenta de que no habría encontrado otra forma de iniciar con algo que no se que tan necesario sea de escribir.



Y aquí estoy sin saber cómo ni por qué, disfrutando de un tiempo que no podría existir sin el sonido de las aves de metal o los caballos de acero. He dormido muchos días y vivido muchas noches con la búsqueda de olvidar el abismo, pero eso no se puede cuando en él se vive. Hablo de él, mientras intento pensar cómo puedo hablar sobre la  melancolía que produce el silencio público y los gritos en privado. Hablo también de la terrible soledad que se vive a veces acompañado.

Lo más triste de la soledad, es ese momento en el que se vuelve melancolía de perdida, porque la memoria pesa con su terrible gravedad al producirnos por instantes el recuerdo de aquellos días en los que se vivió un encuentro placentero con quien ya no está. Pero, ¿sucedería lo mismo, por ejemplo para las familias que piensan de forma cotidiana haber perdido a un ser querido, recordarle con la certeza de que su existencia se convirtió en algo trascendente?, lo que quiero decir con ésto es que desprenderse de las cosas a veces no es tan sencillo cuando se navega por los mares de la incertidumbre y se naufraga en arenas movedizas. 

Lo pienso así porque un poco moría cuando mi angustia era mayor y la mía alma se desbordaba, me he puesto entonces a pensar qué sucedía realmente detrás de la configuración de esa realidad aplastante. Por un lado, se hacía presente la terrible ausencia de un vehículo para seguir por "la vida", por el otro el inconmensurable miedo que a veces trae consigo la soledad, cabría decir que miedo a la soledad, es el sinónimo de pensarnos tan burdos que al menor descuido la gente dejará de compartir alegrías con nosotros y ¿qué pasa con la gente que estaba por un pobre interés?, se va, ¿qué se siente cuando aparentemente se pierde algo?...

Ese miedo lo venía cargando desde siempre, pero no lo sabía. Es quizás herencia.

¿En dónde están todos hoy?, somos el impulso de muchas voces enroladas en las brusquedades necias de aquellas búsquedas que exigen tener lo que no se tendrá jamás, imposibilidad de la ignorancia del propio deseo.

Este apartamiento abrupto de aquello que ocupó una gran parte de mi mundo y que a respuesta busqué compartir con aquellas personas que me encontraba en mi camino, ha sido puente para aceptar la ruptura de nexos aparentemente fraternos que me generaron responsabilidades que ahora no miro como mías.  Me duele porque en esta ruptura son muchos vínculos los que se perderán, pero me siento feliz de fortalecer otros que pertenecen a un mundo más cercano al mío, no solo de forma afectiva, sino también profesional, de  vida pues, para sintetizar, porque dicen algunos que ello me es totalmente ajeno. Coincido.

Pienso que muchas de estas cosas tendrían que ser pensadas, por ejemplo, por psicoanalistas, pero me retracto un poco cuando me doy cuenta de que es todo un gran delirio, imagino que ni ellos, ni psicólogos absortos a las vacilaciones del ocio podrían inferir, en pensar y de proponer ni hablemos, que la felicidad es el verdadero mal, pues al pasar las condiciones que la produjeron se llega al corte que significa la vida y al pensar dicha situación como el quebranto de esperanza a toda posibilidad de replicación, la perdida sustrae la aparente felicidad que ello provoca, todo a partir de la ausencia que se piensa como perdida. Quizás lo pienso porque al mirar la vida pasar, me di cuenta de que la realidad nunca será lo que es Real, entonces, si todo es una construcción social propia, ¿Se podría tratar de un verdadero delirio singular que se encuentra con los de los otros?¿Pensando esto, qué pasa con el anormal al que se excluye ante toda posibilidad de encuentro con la delirante realidad del otro?...

Pienso todo esto, porque me cuestiono en los últimos tiempos, como ya se pudo vaticinar, en el contexto o formas de darse del vínculo que concluyen la exclusión del otro como posibilidad de reconfiguración de la realidad que tiránicamente pensamos como ligeramente placentera ante el cuestionamiento de la propia,  pienso en ello y en lo complejo de las formas de darse del ejercicio del poder. Creo que a veces podríamos pensar en las injusticias de la vida, pero, hoy pienso de otra forma, porque creo que los vínculos son cosa tan compleja que en todo momento requieren de un cauteloso análisis de las circunstancias, en cuyo caso se nos puede incluso retirar el enorme peso que trae consigo la ignorancia de cuestiones implícitas que dejamos de lado a partir de nuestro contexto. 

Creo que a partir de pensar en los lenguajes que van más allá de lo que se dice de forma hablada, me doy cuenta de otras cosas que antes no vi o que preferí no mirar, entonces, la soledad pesa menos y los amigos que están, se vuelven invaluables, lo que se transformó adquiere otra valía que anímicamente genera otros procesos, y yo, quiero dormir un rato.  

martes, 12 de noviembre de 2019

Prevención del suicidio


Ilustración: Henn Kim


Recuerdo bien aquel día, era temprano e iniciaban las presentaciones de avances de investigación en los proyectos terminales que se realizan el último año de la carrera de psicología en la UAM Xochimilco, cursábamos el onceavo trimestre y la apertura de ese ciclo de presentaciones iniciaba con varios proyectos, de los cuales recuerdo únicamente dos, uno que tenía que ver con temáticas LGBTTIQ+ y el otro que versaba sobre la prevención del suicidio, el porqué recuerdo este último en especial es porque fui yo quien abrió la ronda de preguntas con una duda existencial: ¿Por qué tendríamos que prevenir el suicidio?

Me acuerdo mucho del nerviosismo de mis compañeras, los cuchicheos en el auditorio y las caras de sorpresa de mis entrañables docentes, para ser honesta no pretendía esas reacciones, legítimamente pensaba que el suicidio era una alternativa ante el sufrimiento que se vive día con día, y me preguntaba si ellas habían encontrado algo verdaderamente trascendental para investir de sentido la existencia del suicida, pensaba que tal vez habían encontrado otra manera de pensar la realidad. No recuerdo si para entonces ya había muerto Conejo, un amigo del que después hablaré y que cambió el curso de mi investigación, pero en aquel entonces el suicidio no me parecía absurdo, pero lo odiaba porque yo no podría atreverme a transitar por tal camino. 

Escribo esto porque hoy, mientras sentía el peso de la realidad y la melancolía que me produce seguir en esta terrible experiencia a la que llaman vida, me puse a buscar en la red sobre alternativas al suicidio, yo actualmente estoy convencida de que suicidarse es ridículo considerando que la única certeza es la muerte, entonces, ¿por qué tendríamos que renunciar a ella?,  buscaba porque pensaba en la gente que se suicida, ante la sensación de no poder seguir, ¿qué alternativas podrían existir?, eso fue lo que busqué, para encontrarme con pura basura... había columnas muy útiles para entender lo que llaman autoestima y cuando digo que son útiles es porque todo aquello que "sirve", me parece tan palurdo que regreso al supuesto deseo de morir, estoy totalmente desencontrada con esas palabras alentadoras que buscan que no mueras porque podrías hacer girar la interminable rueda de la producción. Mientras navegaba buscando la posibilidad de alejarme de todo en búsqueda de ese refugio imaginario, me di cuenta de que si acaso un suicida buscó alternativas, en Internet encuentra con palabrerías vacías que no llegan a construir algo más complejo que te convenza de buscar sentido a los días que restan, en ese punto la decisión no me parece entonces tan errada.

He pensado mucho en la gente sin lugar y a partir de ello un sentimiento enorme de melancolía me invade porque cada vez me siento más cercana a una terrible inmovilidad que me paraliza el corazón y que me retaca de lágrimas la garganta, porque si bien es cierto que no se necesita ser experto para mirar que alguien sufre, yo he decidido tratar de navegar con una sonrisa y mostrando el rostro más ecuánime que puedo, pero lo cierto es que cada vez puedo menos con el peso de esa máscara, que todo el tiempo me provoca una terrible ansiedad y culpa cuando miro el compromiso que le ponen a las cosas personas que no se rinden, que son necias y que parecen locos, locos porque siguen a pesar de todo y con el pesar que produce la realidad, creo que su ideología les pesa mucho más, generando una especie de contrapeso que les mantiene de pie. 

Mientras leía los absurdos consejos de las supuestas páginas de ayuda  veía un artículo que se titulaba: 10 cosas que los padres pueden hacer para prevenir el suicidio en adolescentes, debo decir que veía con asombro que coincido solamente en una cosa, para prevenir el suicidio se necesita trabajar en la construcción del vínculo, lastimosamente no es tarea sencilla, sobre todo, considerando que la mayoría de las cosas se rigen a partir de intereses individuales, entonces, ¿quién podría generar la suficiente disponibilidad como para entender al otro sin juzgarle y herirle con palurdas opiniones?, mi respuesta es: yo no he conocido a nadie con esa disposición real y lo suficientemente extensa como para sostener los quebrantos del alma de quien se encuentra en el sin sentido o con el terrible sufrimiento que se suscita como síntoma de una sociedad que produce las enfermedades que pretende curar con dinero.

Pienso en el melodrama que me resulta mi realidad y lo analizo con detenimiento, dándome cuenta del fastidio que me provoca mirar tantas pobrezas del alma y como al relacionarme con ellas me canso del absurdo de sus acciones, de la inoperabilidad de las estructuras en las que debería poder confiar para generar equipo de trabajo, en la corta visión de las instituciones cuando hablan de lo comunitario. Me canso de no entender los procesos de la gente que se limita a lo que le dictan laboralmente, sin darse cuenta que muchas veces los espacios en los que nos encontramos nos ofrecen un abanico de posibilidades al que le somos ingratos, dejando de lado la posibilidad de involucrarnos verdaderamente con la trascendencia de las circunstancias. 

Me siento muy triste, porque justo ahora pareciera que este nudo en el que estoy, se involucra con cosas tan superfluas que no creí que fueran tan relevantes estructuralmente hablando,  desearía romper con la normalidad que me ha construido, es decir, quisiera poder prescindir de las cosas mundanas a las que estoy tan apegada para poder seguir en lo que verdaderamente me importa. Supongo que de a poco he podido romper con algunas de ellas, pero en un ejercicio egoísta, quizás por la terrible sensación de soledad que me alberga volteo a mirar el repudio que me generan los fantasmas de quienes han declinado de seguir sumando esfuerzos colectivos a partir de búsquedas tan palurdas como el dinero.... quizás lo digo desde algunos privilegios, pero también, desde una realidad azarosa, en donde el dinero nunca ha sido mi objetivo, la mayoría de veces,  ha sido consecuencia no deseada.

Quisiera poder terminar esta entrada aquí, aunque se que aún quisiera escribir algunos apuntes más sobre el suicidio, pero, por ahora tengo que volver a cargar mi máscara, sin embargo escribir, siempre me viene bien para darle otro espacio a esas cargas cotidianas. 

sábado, 26 de octubre de 2019

Ideología y capitalismo

Cuando decidí estudiar psicología no lo hice por "ayudar" como muchas de las personas que escuché el primer día formal del inicio de la carrera, lo hacía porque estaba convencida de que así podría ejecutar un trabajo intachable como reclutadora freelance bilingüe, sabiendo de antemano que para dedicarme a ello tendría que hacer diplomados y cursos que complementaran mis conocimientos y poseer así un amplio grado de competitividad.  Por supuesto, no me cuestionaba porque en la UAM Xochimilco a diferencia de la UNAM no se impartían materias referentes al tema de la "psicología laboral", daba por hecho que no se hacía y ya, estaba acostumbrada a pensar la realidad a partir de una lógica de mercado, empresarial e individualista en donde pareciera que nos acostumbran a no preguntarnos el por qué de las cosas que nos rodean, se hace costumbre que nos quedemos con la respuesta fácil sin indagar, incluso se nos inculca que hacerlo genera conflictos y que el conflicto no debe existir, lo que nos podría llevar a pensar en los ejercicios del poder, pero creo que por ahora no ahondaré más en el tema.

Nicholas Gurewitch

Paulatinamente, mientras escuchaba a Gabriel Araujo y Alicia Izquierdo, mis entonces docentes,  tenía desencuentros que se transformaban en dudas y reflexión, para ese 2014, aunque yo ya había cursado tres trimestres todavía seguía trabajando como becaria de RH, pues por diferentes circunstancias, en cuanto entre a la UAM me coloqué en empresas haciendo esas cosas que mayormente se posponen hasta el final de la carrera, es decir, trabajaba por unos cuantos pesos con la promesa de "crecer profesionalmente", mi discurso dictaba que lo hacía para relacionarme y conseguir experiencia, pero, quizás también mucho de pensamiento estaba influenciado por el supuesto deseo de "tener", ganancias traducidas en diferentes aspectos.

Fue un proceso duro el de mis primeros años en la universidad y no lo era tanto por "trabajar y estudiar", en realidad toparme con tener que  aceptar que estaba muy equivocada  fue lo verdaderamente complejo, sin embargo, encontré soporte en la voz de autores como Freud, Foucault y Beatriz Preciado, diría que eran mis bastiones para agarrarme de algo, pues aceptar que las decisiones y anhelos tenían que reformularse me parecían una titánica tarea, así, fue cambiando mi vida hasta que un buen día me rapé media cabeza, porque #TodosSomosBritney, me pinté el cabello de verde  y  encontré trabajo en una cafetería en el centro de la ciudad, decidida a vivir una vida "alternativa".

En retrospectiva mis procesos  ahora me dan mucha risa porque no me daba cuenta de mi principal problema, que de acuerdo a lo que he aprendido y vivido, mi mayor conflicto en la deconstrucción se relacionaba con el abismo ideológico que existía en mi forma de mirar la realidad. 

Entonces sucedió, que aún cuando ya estaba de alguna forma involucrada en procesos sociales como la lucha feminista de una forma supuestamente radical, trabajo de crónica comunitaria y procesos de difusión radiofónicos, no lograba darme cuenta de que seguía sin comprometerme ideológicamente con algo que guiara mis pasos, creo que aún ahora no lo tengo exactamente claro, pero si escribo todo esto es porque me genera ansiedad y melancolía mirar a tanta gente en diferentes esferas, actuando con una brújula lejana de convicciones no capitalistas, lo digo con la mente nublada de imágenes de voces que se asumen  "antisistémicas"pero que están dispuestas a ceder terreno de su lucha combativa a cambio de unos cuantos pesos que nunca parecen ser suficientes. 

Quizás, todo esto lo digo visceralmente, pero creo que hoy no podría decirlo de otra forma, pues estoy muy enfadada de que la gente se esconda en la mascara de lo colectivo cuando en realidad, solo esta buscando una forma de ganar recursos, no mira el dinero como consecuencia accidental, lo mira como objetivo primordial y yo no estoy segura de ser la más indicada, pero si quizás tan involucrada en esos terrenos que he deseado nunca haber existido para no enterarme del dinero y el orden impuesto a través de él, considero que probablemente sea lo más barato e innecesario de este universo, pero aquí estoy, pensando como seguir, porque eso de morirse a partir del suicidio me parece aún más absurdo que el dinero.

Me queda claro que necesito encontrar una forma de sobrellevar la existencia, pues cada vez me parece más pesado no encontrarme con los discursos vacíos, me cuesta mucho no gritar de la desesperación que me ocasiona tanta incongruencia, me genera enojo mirar a todo el mundo haciendo el mínimo esfuerzo por todo, me genera dolor pensar en palabras de valor que midan las acciones de los otros, pero estoy convencida de que lo pienso porque estoy segura de que resulta más sencillo no interrogarse y actuar en consecuencia a lo complejo que es la realidad, me cuesta convivir con gente que no desea ser cuestionada y que prefiere vivir a través de los ejercicios verticales que se han instituido desde lo instituyente del capitalismo y las grietas que han trastocado al Estado y toda institución fundamental de la sociedad.

Estoy segura, de que estoy siendo "irresponsable" con algunos términos, pero lo cierto es que sin ellos en el presente ejercicio bloguero, me sentiría en un terrible naufragio, porque entonces, tendría que poner ejemplos y no estoy segura de querer señalar abiertamente a todo aquello que se relaciona con este eterno sufrimiento.